La situación de inhibición o disminución del deseo sexual que pueden estar experimentando por estos días no es una variante de la anorexia sexual -o aversión sexual-, como prefiere llamarla el psiquiatra venezolano Rómulo Aponte, jefe de la Unidad Cognitiva y Sexual del Centro Profesional Santa Paula.
Se trata de personas que siempre llevaron una vida sexual normal pero que por razones de estrés, por ejemplo, pueden estar presentando alteraciones en su comportamiento íntimo, mientras que el caso de la fobia al sexo tiene su origen en causas más tempranas en la evolución de la persona, explica el especialista.
En general, los trastornos del deseo sexual pueden estar asociados a causas biológicas (menopausia y la andropausia), pero las razones más comunes se ubican en la parte psicológica. "La depresión y el estrés - son condiciones bien definidas. En el caso del estrés, los individuos sometidos a una situación de exigencia en su vida cotidiana sufren alteraciones en su equilibrio psicológico y fisiológico. Entendemos que en la condición de severa crisis económica y social que atraviesa el país, el ejercicio de vivir cada día se convierte en una exigencia".
El estrés produce la liberación de dos hormonas en el cerebro: norepirefrina y cortisol, ambas, por diferentes mecanismos, dificultan la activación del deseo sexual. "A esto se suma que el estrés provoca un estado emocional inconveniente para la actividad sexual, pues una mujer preocupada y un hombre hostil no pueden ser buenos amantes. Es por esto que la crisis la percibimos en la calle y la vivimos en la cama", señala Aponte.
martes, 27 de octubre de 2009
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