Las informaciones que se conocen dicen lo siguiente: La Conferencia no logró colmar las expectativas; Sólo se alcanzó un frágil acuerdo climático; La Declaración final sólo fijó metas generales, no vinculantes.
A la luz de esas noticias, podemos afirmar que las frustraciones, el sabor amargo y la impotencia han marcado la regla y que todas las esperanzas y los esfuerzos puestos por distintos sectores para intentar hacer un mundo un poco más vivible, se han ido por la borda.
Quienes creyeron ingenua o esperanzadamente que los ideales, los principios, las urgencias y la racionalidad, en este mundo pragmático y utilitarista, podrían pesar o valer más que los egoísmos, mezquindades y la avidez de los señores feudales del Planeta. Indudablemente que se equivocaron.
Se engañaron también, los que creyeron que podían esperar las soluciones a los problemas del Planeta, de los mismos que lo han llevado a esta situación de crisis terminal.
En similar error han caído los que pensaban, que la corrección del planteo, el voluntarismo o las declamaciones inflamadas, eran suficientes para torcer el brazo de los que tienen poder de vida y de muerte en el mundo.
Si nos atenemos a palabras de Obama, mandatario de uno de los países que mayor responsabilidad tiene en el tema, cuando dice que lo obtenido “no es suficiente para luchar contra la amenaza del cambio climático”, no podemos menos que ser pesimistas.
La frase sintetiza en forma dolorosa y cruel lo que fue la Cumbre, una verdadera crónica de una muerte anunciada, más allá de todos los maquillajes e interpretaciones que se le quieran hacer.
http://www.alternativas-prensa.info/PORTADA/paginas%20portada/Cumbre%20de%20Copenhague.html
domingo, 27 de diciembre de 2009
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