El policía ideal es muy masculino, sea cual fuere su sexo. Lo civil se asocia con lo femenino, y debe ser dejado de lado. Para la antropóloga Mariana Sirimarco, autora de De civil a policía, las escuelas de formación de oficiales son espacios de transición donde el cuerpo mismo de los y las aspirantes debe despojarse de cualquier signo de debilidad, cualquier marca que melle apenas la rígida postura del macho. Así, quienes enseñan hablarán de hombre a hombre y quienes demoran en aprender serán tratados de “loquitas” o “mujercitas”. Aun cuando la formación se termine en la calle, en la escuela se aprende que el uniforme es más que aquello que se lleva sobre la piel.
http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?UserActiveTemplate=%5FBR&infoid=6321&sid=2
miércoles, 20 de enero de 2010
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