Conozco a muchos que lo padecen en plenos preparativos, a otros que lo sufren cuando se supone tendrían que disfrutar a pleno y finalmente a quienes lo sienten, de sólo pensar que pronto deben reintegrase a su rutina de trabajo.
¿Quien dijo entonces que las vacaciones son un alivio frente al estrés?
El simple hecho de planificar un viaje puede aumentar el nivel de ansiedad, las tensiones, contracturas en la espalda, los dolores de cabeza y hasta hace imposible dormir una noche de corrido. De acuerdo a una encuesta que realizó la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), el 98 % de las personas padecen estrés al planear las vacaciones.
En ocasiones, dejar una rutina cotidiana, no es suficiente para distendernos de la tensión que nos ha agobiado todo el año. Incluso no faltan los casos en que nos enfermamos, como consecuencia de un aumento de presiones tanto internas como externas. Y esto es más lógico de lo que suponemos: se hace necesario incrementar los cuidados de nuestro organismo ya que necesita aclimatarse a un nuevo tipo de vida, que incluirá cambios de clima, de alimentación, de horarios, de cama, de baño y de las actividades que realicemos.
sábado, 15 de octubre de 2011
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