No importa que sea una pareja, los padres, los hijos, un jefe, un amigo o un enemigo.
Tampoco lo que sintamos por ellos, ni cuan cerca o lejos los creamos:
un manipulador juega con nosotros, y sino aprendemos a reconocerlo y protegernos de él,
tarde o temprano nos lastimará.
El NO porque NO,es realmente efectivo para frenar sus avances.
Finalmente trabajar sobre uno mismo: El manipulador se aprovecha de los puntos débiles, se filtra por antiguas heridas que marcaron nuestra historia. Por eso fortalecer la autoestima es clave a la hora de poner un freno a los otros: sólo si valorizamos nuestro lugar, podremos hacer que los otros lo reconozcan.
sábado, 15 de octubre de 2011
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