¿Sabes de que se trata?
A quien no le ha pasado, en medio de la vorágine cotidiana, olvidarse las llaves, las agendas y los celulares en los lugares que frecuentan. ¿O nunca buscaron sus lentes cuando los tenían en su mano, o abrieron un cajón preguntándose que estaban buscando allí ? ¿Y no se ha olvidado de nombres, fechas o acontecimientos de importancia?
Conéctense un minuto con la bronca que esto les produjo: ¿No sintieron que algo quedó fuera de control?
Ahora imaginen a un adulto mayor, para quien esas circunstancias suelen ser frecuentes a su edad, y que ya debe hacer un esfuerzo por adaptarse a ello.
Pero de pronto un día además de olvidar su llave, no pudo recordar para qué la usaba, ni donde vivía, y ni siquiera reconoció a familiares y seres queridos.
¿Cómo imaginan que se sintió al darse cuenta?
Lo más probable es que no se animó a decirlo, ni a buscar ayuda por temor a que crean que está loco, o lo internen en un asilo para ancianos y allí lo abandonen…
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